Martirologio Romano: En Braga, de Lusitania, hoy Portugal, san Fructuoso, obispo, el cual, monje y fundador de monasterios, fue obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del décimo Concilio de Toledo, obispo metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus monasterios (en torno al año 665) .
En los confines occidentales de España floreció en el siglo VII uno de los mas eximios varones de la iglesia visigoda. Fructuoso, de noble familia emparentada con algunos reyes visigóticos, hijo de un jefe del ejército, se inició en las disciplinas eclesiásticas bajo la dirección de Conancio de Palencia. Joven aún, renunció a sus bienes y dotó con ellos iglesias y benefició a los pobres, para saber desprenderse mejor de la atracción de las cosas del mundo. Y todo hace sospechar que se retiró al Bierzo, donde sus padres posean bienes cuantiosos. Allí le encontrarnos rodeado de discípulos, llevando austera vida de penitente, fortaleciendo a todos con su ejemplo y con su instrucción.
Nos narra su biografía que familias enteras se sentían arrastradas por el hondo movimiento espiritual que había iniciado al restablecer, con redoblado vigor, la vida monástica en retiros de soledad y en medio de exigente disciplina. Su biógrafo nos cuenta, admirado, cómo en varias ocasiones intentó huir a la soledad completa desde sus cenobios, para mejor y más intensamente consagrarse a Dios, sin que el fervor de sus discípulos se lo permitiera, pues no estaban dispuestos a quedarse privados de su guía.
En este contexto nació el venerable Monasterio de San Pedro de los Montes. Fue fundado hacia el año 6352 por San Fructuoso con la ayuda de su joven discípulo y albañil Baldario. San Fructuoso buscaba de nuevo la soledad tras la fundación del Monasterio de Compludo y se internó en los valles situados entre los montes Aquilanos edificando un pequeño oratorio dedicado a San Pedro Apóstol frente al antiguo Castro Rupianensi o ( Castro Rupianense), es por esto que al monasterio de San Pedro de Montes se le llama también Monasterio Rupiano o Rupianensi, en las estribaciones del pico de la Aquiana (o Guiana), en el lugar que actualmente ocupa la iglesia de San Pedro de Montes. Junto a este primer oratorio fundó el primigenio cenobio.
Tras la muerte de San Fructuoso sus discípulos continuaron con la vida monacal hasta la llegada de San Valerio. Junto con su sobrino Juan amplió el cenobio y sus alrededores, plantando unas magníficas huertas y jardines. Un discípulo suyo, Saturnino, edificó sobre la roca donde solía orar San Fructuoso, marcada con una cruz, una pequeña ermita en honor de la Santa Cruz y de San Pantaleón. Probablemente de esta primitiva ermita procedan los restos visigodos que se encontraban hasta hace poco en el frontal de la ermita de la Santa Cruz en San Pedro de Montes junto con otros restos prerrománicos, entre ellos la lápida fundacional de la ermita que corresponden al año 905. Esta ermita fue edificada a principios del XVIII a pocos metros de donde estaba situada la anterior y probablemente la primitiva edificada por Saturnino. Bajo la dirección de San Valerio se dio un gran impulso a la vida monástica, alcanzándose una gran actividad literaria, en parte por las obras por él manuscritas.
A principios del nuevo siglo, en el año 714, las razzias musulmanas invaden El Bierzo, destruyendo muchos de los monasterios, entre ellos el monasterio Rupiano. De esta época nada se conserva salvo, tal vez, un capitel o imposta usado actualmente como pila de agua bendita en la Iglesia del Monasterio y parte de los restos que se conservaban en el frontispicio de la Ermita de la Santa Cruz.
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