"Lectio Divina" en latín significa "lectura divina" y sería la forma y el modo de leer la Sagrada Escritura: teniendo que separarnos de nuestra manera de ver las cosas y abrirnos a lo que Dios nos quiere decir en ese momento de encuentro que tenemos con en a través de su palabra.
En el siglo XII, Guigo el cartujano, describió las etapas más importantes de la "lectio divina.
La primera etapa de esta forma de rezar es la lectura, momento en el cual leemos la Palabra de Dios lenta y atentamente, de modo que penetre dentro de nosotros. Escoger cualquier breve pasaje de la Escritura que podemos hacer de forma continuada en el tiempo.
La segunda etapa es la meditación. Durante este momento, se reflexiona y se “rumía” el texto bíblico a fin de que extraigamos de él, lo que Dios quiere darnos. Reeditamos en nosotros las palabras dejando que sea el Espiritu quien alcance el alma y el entendimiento y nos haga entender que es lo quiere de nosotros a traves de éstas palabras.
La tercera etapa oración, es el momento de dejar aparte nuestro modo de pensar y actuar permitiendo a nuestro corazón hablar con Dios. Nuestra oración ha de estar inspirada por nuestra reflexión de la Palabra de Dios. La que habla en nuestro corazón.
La última etapa contemplación, en la cual nos abandonamos totalmente a las palabras y pensamientos que santamente nos envuelven. Es el momento en el cual nosotros nos sosegamos en la Palabra de Dios y escuchamos, en lo más profundo de nuestro ser, la voz de Dios que habla dentro de nosotros. Mientras escuchamos, nos estamos transformando gradualmente por dentro. Esta transformación tendrá un efecto profundo sobre nuestro comportamiento en cómo vivamos y será capaz de dar testimonio de la autenticidad de nuestra oración. Cada día tiene que ser un encuentro nuevo y fructífero con la Palabra de Dios.
Estas etapas nos sirven de orientación sobre cómo desarrollar normalmente la oración ya que se encuentra una mayor simplicidad y una disposición mayor en el escuchar mas que en el hablar. Progresivamente las palabras de la Sagrada Escritura empiezan a liberarse y la Palabra se revela delante de los ojos de nuestro corazón. El tiempo para cada etapa dependerá de cada uno y lo que quiera dedicarle además dependerá de cómo estemos dispuestos ante la acción del Espíritu, que sopla donde y como quiere.
Por muchos siglos la práctica de la Lectio Divina, como un modo de orar la Sagrada Escritura, ha sido una fuente de crecimiento en la relación con Cristo. La Palabra de Dios es viva y activa, y transformará a cada uno de nosotros si nos abrimos a recibir lo que Dios nos quiere dar.
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