Pregunta: Padre mío, ¿querrías decirme cómo se adquiere la humildad para la oración perfecta, cómo efectuaría sin distracciones y si es útil la lectura?
Respuesta: La oración perfecta consiste en hablar a Dios sin distracción, recogiendo a la vez todos los pensamientos y todos los sentidos. Se llega a ello muriendo para todos los hombres, para el mundo y lo que él encierra. En la oración sólo has de decir a Dios: «¡Sálvame del malvado! ¡que tu voluntad se cumpla en mí!», y mantener tu espíritu en la presencia de Dios, hablándole. La oración se reconoce porque el hombre está libre de toda distracción con su espíritu colmado de alegría bajo la iluminación del Señor. La señal de que el espíritu ha llegado a ese estado es la imperturbabilidad, incluso si el mundo entero viniera a atacarnos. Ora perfectamente aquel que está muerto para el mundo y sus placeres. Hacer cuidadosamente su obra para Dios, no constituye una distracción, sino celo según Dios. Es ventajoso leer las Vidas de los Padres, pues ello es un medio de iluminar el espíritu en el Señor.
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