10.- Combatir el buen combate. Monje, no te inquietes cuando te asalten las tentaciones. Has escogido militar bajo las banderas de Cristo, verdadero Rey y Señor. Él te ha dado un fuerte escudo para que te defiendas, y además ha puesto en tu mano la espada de la fe. No temas a la turbamulta que arremete contra ti. El Señor te ayuda y te sostiene en el peligro. Lucha sin miedo, combate el buen combate. Unas veces te intentará asaltar de frente, otras veces buscará la traición de tu propia carne, otras veces se esconderá y se hará pasar por un aliado. Escucha sólo al Señor, que te guía en este combate mediante el Espíritu Santo. Y sé humilde, pues puedes ser derrotado, aunque no abandonado por la misericordia del Altísimo.
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