viernes, 24 de mayo de 2019

San Genadio

Cueva de san Genadio

Celebra hoy la Iglesia de Astorga la memoria de san Genadio. Mencionado por algunos autores como sobrino de Ordoño I o como hijo de Alfonso III y Jimena de Asturias, fue un monje seguidor de san Fructuoso y San Valerio. En sus comienzos se formó en el Monasterio de Ageo (Ayoó de Vidriales) bajo la tutela de su abad Arandiselo, y fue allí donde conoció la obra de estos santos. Posteriormente, hacia 895, decidió restaurar el monasterio benedictino de San Pedro de Montes, ubicado en los Montes Aquilanos, en el que también habían residido San Fructuoso y San Valerio.

Tras su restauración, en 898 el obispo de Astorga Ranulfo le nombró abad del monasterio. En 899, a instancias de Alfonso III, sucedió a Ranulfo al frente de la diócesis «más bien por obediencia al príncipe que por propia voluntad, si bien ni aun casi corporalmente vivía allí». Hacia el año 9195 o 9206 Genadio renunció al obispado, sucediéndole Fortis. Después se retiró de nuevo al valle del Silencio a continuar su ascetismo hasta su muerte, acaecida hacia 936 probablemente en Peñalba de Santiago.

Ruinas de San Pedro de los Montes

Estuvo sepultado en este monasterio hasta que en 1603 la duquesa de Alba María de Toledo, viuda de Fadrique Álvarez de Toledo, exhumó sus restos sin autorización para llevarlos al convento de dominicas de Villafranca; su cabeza, reclamada por el cabildo de Astorga, fue entregada a la catedral en 1621, mientras que su cuerpo fue trasladado al monasterio de Nuestra Señora de la Laura de Valladolid, que derribado en la década de 1980 ocupaba el lugar donde hoy está el Hospital Campo Grande.

San Genadio se convirtió en una de las figuras más importantes en el denominado arte de repoblación pues en la zona de El Bierzo fue el impulsor de la restauración de San Pedro de Montes y Santa Leocadia de Castañeda y de la fundación de Santiago de Peñalba, Santo Tomás, San Pedro y San Pablo de Castañeda y San Andrés de Montes, a los que legó una nutrida biblioteca que todos ellos debían compartir.

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