sábado, 31 de agosto de 2013

San Serafin de Sarov

Volvemos sobre la figura del santo monje ruso Serafim de Sarov. El siguiente video, que es el primero de una serie que veremos por su orden, nos muestra su periplo vital. Está hablando en ruso, pero se pueden activar los subtítulos en español, y resulta muy interesante.

viernes, 30 de agosto de 2013

Sentencias de los Padres del Desierto


El abad Alonio decía: «Mientras el hombre no diga en su corazón: "En este mundo estamos sólo Dios y yo", no tendrá paz ni descanso en su vida».

jueves, 29 de agosto de 2013

San Bernardo de Claraval, sobre san Juan Bautista


Contempla, pues, a este hombre prometido por el oráculo de un ángel, milagrosamente concebido y santificado en el seno de su madre. Admira también el nuevo fervor de penitencia de este hombre nuevo. El Apóstol nos propone este ideal: Teniendo qué comer y con qué vestirnos podemos estar contentos. Ésta es la perfección apostólica. Pero Juan fue mucho más allá, como nos dice el Señor en el Evangelio: Vino Juan que ni comía ni bebía, e iba medio desnudo. Comer saltamontes no es propio de hombres, sino de ciertos animales; y tampoco lo es vestirse con piel de camello. Camello, ¿cómo le dejaste tu piel? ¿Por qué no le diste tu jiba? Y vosotras, fieras salvajes y reptiles del desierto, ¿por qué buscáis manjares exquisitos?


 Juan es un santo varón, enviado de Dios, un ángel de Dios, como dice el mismo Padre: Mira, yo te envío mi mensajero por delante. Juan, el hombre, más grande que ha nacido de mujer, castiga de este modo su cuerpo inocente, lo abate y lo mortifica. ¿Y vosotros soñáis con vestidos de púrpura y de lino, y banquetear espléndidamente?

miércoles, 28 de agosto de 2013

San Agustín de Hipona. Tarde te amé.


Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, penetré en mi interior, siendo tú mi guía, y ello me fue posible porque tú, Señor, me socorriste. Entré, y vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad.

¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que ver y que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad de mi mirada irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de amor y de temor; y me di cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí».

Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el que está por encima de todo, Dios bendito por los siglos, que me llamaba y Me decía: Yo soy el camino, la verdad y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar, con la carne, ya que la Palabra se hizo carne, para que, en atención a nuestro estado de infancia, se convirtiera en leche tu sabiduría, por la que creaste todas las cosas.

¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.

Confesiones (Libros 7, 10.18, 10 27: CSEL 33, 157-163.255)

martes, 27 de agosto de 2013

Monjas agustinas

Celebramos hoy la memoria de santa Mónica, madre de san Agustín. Con este motivo, hemos escogido un video vocacional preparado por las monjas agustinas, con su propia descripción de su vida y de su carisma.

lunes, 26 de agosto de 2013

San Serafín de Sarov


San Serafín nació en el año 1759, con el nombre de Prójor Moshnin en la ciudad Kursk en una familia de comerciantes. Cuando tenia 10 años se enfermó gravemente y en un sueño se le apareció la Madre de Dios, que prometió sanarlo. Pocos días después en Kursk se hizo una procesión con el icono milagroso de Nuestra Señora de Kursk. Debido al mal tiempo la procesión tomó un camino más corto que pasaba cerca de la casa de los Moshnin. Después de que la madre de Prójor haya apoyado el icono sobre la cabeza de su hijo enfermo, éste se empezó a curar rápidamente. Durante su adolescencia, el muchacho tenía que ayudar a sus padres en el negocio, pero el comercio no lo atraía. El joven gustaba leer vidas de santos, ir a la iglesia y orar en soledad.

A 18 años Prójor decidió hacerse monje. Su madre lo bendijo con un gran crucifijo de bronce, que el santo empezó a llevar siempre sobre su hábito. San Serafín entró en el convento de Sarov como novicio.

Desde su primer día en el convento, su vida se destacó por una extraordinaria moderación en la comida y en el sueño. Esto constituyó una característica de toda su vida. Comía poco y sólo una vez por día. Los miércoles y los viernes directamente se abstenía de comer. Después de pedirle la bendición a su starez, empezó a irse a menudo al bosque para orar y pensar en Dios. Poco después se enfermó gravemente de nuevo y por tres años tuvo que permanecer acostado la mayor parte del tiempo.

Y de nuevo lo sanó la Santísima Virgen María, Quien se le apareció, acompañada de algunos santos. Luego Ella señaló al enfermo y le dijo al apóstol Juan el Teólogo: "Este es de nuestra especie." Luego toco con Su cetro el costado del enfermo y lo sanó.

Su consagración monástica, con el nombre de Serafín, tuvo lugar en el año 1786 (a los 27 años). El nombre Serafín en hebreo significa "ardiente, lleno de fuego." Poco después fue consagrado como hierodiácono (diácono monje). Él justificaba su nombre con sus ardientes oraciones y pasaba todo el tiempo (salvo mínimos descansos) en el templo. Durante estos esfuerzos de oraciones y servicios religiosos, san Serafín fue honrado de ver a ángeles, que cantaban y cooficiaban en el templo. Un Jueves Santo, durante la Liturgia él contempló al Mismo Señor Jesucristo en la forma de Hijo de Hombre, Quien entraba en el templo junto con huestes celestiales y bendecía a los fieles que oraban. Paralizado por esta visión el santo no pudo hablar por mucho tiempo.

En el año 1793, san Serafín fue consagrado hieromonje (monje sacerdote) y por el transcurso de un año ofició Misa y tomó la Comunión todos los días. Luego san Serafín comenzó a alejarse a su "lejano desierto," en la profundidad del bosque, a 5 kilómetros del monasterio de Sarov. Llego ahí a un gran perfeccionamiento espiritual. Animales salvajes como osos, liebres, lobos, zorros y otros venían a la morada del ermitaño. Una monja anciana, Matrona Pleshcheev del monasterio de Diveevo, vio personalmente como san Serafín alimentaba con sus manos a un oso que se le acercó. "El rostro del starez en aquel momento era luminoso y radiante como el de un Ángel" - contaba ella. Mientras vivía en su ermita del bosque, san Serafín fue duramente atacado por unos ladrones. Siendo físicamente fuerte y con un hacha en las manos, san Serafín no se defendió. Ellos reclamaban dinero, pero él puso su hacha en la tierra, cruzó los brazos sobre su pecho y se entregó mansamente. Ellos lo empezaron a golpear en la cabeza con la madera de su propia hacha hasta que la sangre empezó a correr de su boca y oídos y cayó desmayado. Ellos continuaron golpeándolo con un tronco, lo pisaban y lo arrastraban por el suelo. Recién al creerlo muerto lo dejaron. El único tesoro que los bandidos encontraron en su celda era el icono de Nuestra Señora del Enternecimiento (Umilenie), ante el cual él siempre oraba. Cuando estos malhechores fueron prendidos y juzgados, el santo intercedió por ellos ante el juez. Después de los golpes recibidos, san Serafín quedo encorvado para toda su vida.

Poco después san Serafín comenzó un periodo en el que empezó a pasar los días rezando sobre una piedra cerca de su ermita y las noches en lo espeso del bosque. Él rezaba casi sin interrupción con los brazos levantados hacia el cielo. Esta hazaña espiritual la llevó a cabo por mil días.

Al final de su vida, tras una visión especial de la Madre de Dios, san Serafín asumió la tarea de ser starez y empezó a atender a todos los que venían buscando su consejo y dirección espiritual. Miles de visitantes de diferentes clases sociales venían a verlo y él los enriquecía con sus tesoros espirituales adquiridos durante muchos años de trabajo. Todos lo veían alegre, manso, cordial, meditabundo y con el alma abierta. A la gente le decía, a modo de saludo, "Alegría mía." A muchos aconsejaba: "Busca lograr tener el espíritu en paz y miles se salvaran a tu alrededor." Saludaba a todos sus visitantes, inclinándose hasta el suelo, los bendecía y les besaba las manos. No hacia falta contarle las preocupaciones pues el starez sabía lo que cada persona tenia en su alma. También decía: "Ser alegre no es un pecado, pues la alegría aleja el cansancio, que causa el desaliento, y esto es lo peor."

A un monje le decía una vez: "Si tú supieras que alegría, que dulzura espera al alma del justo en el cielo, aceptarías todas las penas, las persecuciones y las calumnias agradecido. Hasta si esta misma celda estuviera llena de gusanos y estos comieran nuestro cuerpo durante toda la vida, uno debería aceptar todo esto con ganas, para no ser privado de la alegría celestial que preparó Dios para los que Lo aman."

Motovilov, un discípulo cercano y venerador de san Serafín, fue testigo de la milagrosa transfiguración de su rostro. Esto paso en el bosque durante el sombrío invierno. Era un día nublado, Motovilov estaba sentado sobre un tronco y san Serafín se encontraba frente a él en cuclillas y hablaba sobre el sentido de la vida cristiana y explicaba para que vivimos nosotros, los cristianos, en la tierra:

"Es necesario, que el Espíritu Santo entre en el corazón. Todo lo bueno que hacemos por Cristo nos da al Espíritu Santo, pero sobre todo la oración, que está siempre a nuestro alcance."

"Padre - le contestó Motovilov - ¿cómo puedo ver yo la Gracia del Espíritu Santo y saber si esta conmigo o no?" San Serafín le dio ejemplos de la vida de santos y apóstoles, pero Motovilov seguía sin entender. Entonces el starez lo tomó fuerte del hombro y le dijo: "Ambos estamos ahora en el Espíritu de Dios." Motovilov sintió como que se le abrieron los ojos y vio que el rostro del santo era más luminoso que el sol. En su corazón Motovilov sentía alegría y la silencio, su cuerpo percibía un calor como si fuera verano y alrededor de ambos se sentía un perfume agradable. Motovilov se asustó por este cambio milagroso, principalmente por la luminosidad del rostro del Santo Pero san Serafín le dijo: "No tema, padre, Usted no podría ni siquiera verme, de no estar también en la plenitud del Espíritu Santo. Agradézcale al Señor por Su benevolencia hacia nosotros."

Así Motovilov entendió con su mente y corazón lo que significa el descenso del Espíritu Santo y como trasforma Él a un hombre.

La Iglesia recuerda a San Serafín el primero de agosto y el 15 de enero (19 de julio y 2 de enero según el calendario eclesiástico, el juliano).

FUENTE
Obispo Alejandro (Mileant).
Traducido por Dra. Elena Ancibor
http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/seraphim_s.htm

domingo, 25 de agosto de 2013

Carta de San Anselmo a un ermitaño

Carísimos hermanos, Dios va pregonando que ha puesto en venta el reino del cielo. Este reino de los cielos es tal, que su beatitud y su gloria no hay ojo mortal que pueda contemplarlas, ni oído que pueda oírlas, ni corazón capaz de imaginarlas. Pero para que de algún modo puedas imaginártelo,, piensa: el que allí merezca reinar encontrará en el cielo y en la tierra todo lo que deseare, y lo que no deseare no lo hallará ni en el cielo ni en la tierra. Y el amor que reinará entre Dios y los que allí estén y de éstos entre sí será tan grande, que todos se amarán mutuamente como a sí mismos, pero todos amarán más a Dios que a sí mismos. Por eso, en el cielo nadie querrá más que lo que Dios quiere; y lo que uno quisiere, eso lo querrán todos; y lo que quiere uno o todos juntos, esto mismo lo querrá Dios. Por lo cual, si uno cualquiera tuviere un deseo, lo verá realizado, tanto si se refiere a sí mismo, a los demás, a cualquier criatura e incluso al mismo Dios. Y así, cada cual por separado será un rey perfecto, pues lo que cada uno quisiere, eso se realizará; y todos juntos con Dios serán un solo rey y como un solo hombre, ya que todos querrán una misma cosa, y lo que quisieren eso se hará. Esta es la recompensa que desde el cielo pregona Dios que está a la venta.

Si alguien pregunta por el precio, se le responderá: No necesita precio terreno el que quiere dar el reino del cielo, ni nadie puede dar a Dios algo que no tenga, pues suyo es cuanto existe. Y sin embargo, Dios no da gratuitamente una cosa de tanto valor, pues no la da a quien no ama. En efecto, nadie da lo que le es caro a aquel para quien no es caro. Pues bien, como Dios no necesita de tus bienes, y como por otra parte no debe dar un bien tan valioso a quien no se preocupa de amarlo, sólo exige amor, sin el cual no debe dar nada. Por tanto, da amor y recibe el reino; ama y toma.

Ahora bien: como reinar en el cielo no es otra cosa que confundirse de tal modo con Dios y con todos los santos, ángeles y hombres, por el amor, en una sola voluntad, que todos juntos no ejercen más que un solo y único poder, ama a Dios más que a ti mismo, y comienzas ya a tener lo que allí deseas perfectamente poseer. Ponte de acuerdo con Dios y con los hombres —con tal que éstos no estén en desacuerdo con Dios—, y ya empiezas a reinar con Dios y con todos los santos. Pues en la medida en que estés ahora de acuerdo con la voluntad de Dios y de los hombres, concordarán entonces Dios y todos los santos con tu voluntad. Si quieres, pues, ser rey en el cielo, ama a Dios y a los hombres como debes, y merecerás ser lo que deseas.

Pero no podrás poseer este amor perfecto si no vacías tu corazón de cualquier otro amor. Por eso, los que tienen el corazón lleno de amor de Dios y del prójimo, no quieren más que lo que quiere Dios o lo que quiere otro hombre, mientras no esté en contra de Dios. Por eso se dedican asiduamente a la oración y a los coloquios y meditaciones sobre las realidades celestiales, porque les es dulce desear a Dios, hablar y oír hablar de él y pensar en aquel a quien tanto aman. Por eso ríen con los que están alegres, lloran con los que lloran, se compadecen de los desgraciados, dan limosna a los pobres: porque aman a los demás hombres como a sí mismos. Por eso desprecian las riquezas, los primeros puestos, los placeres y el ser honra-dos o alabados. Pues el que esto ama, fácilmente hará algo contra Dios y contra el prójimo. Así pues, estos dos mandamientos sostienen la ley entera y los profetas. Por lo tanto, el que desee tener aquel amor perfecto, con el que se compra el reino de los cielos, que ame el desprecio, la pobreza, el trabajo, la sujeción, como hacen los hombres santos.

Carta 112 (Opera omnia, t. 3, 1946, 244-246)

sábado, 24 de agosto de 2013

San Romualdo y la Abadía de Valdecastro

El siguiente reportaje italiano dramatiza algunos episodios de la vida de san Romualdo, en relación con la Abadía de Valdecastro. Me ha parecido muy interesante.

viernes, 23 de agosto de 2013

De los escritos de santa Rosa de Lima


El divino Salvador, con inmensa majestad, dijo:

«Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia; que todos se convenzan que sin el peso de la aflicción no se puede llegar a la cima de la gracia; que todos comprendan que la medida de los carismas aumenta en proporción con el incremento de las fatigas. Guárdense los hombres de pecar y de equivocarse: ésta es la única escala del paraíso, y sin la cruz no se encuentra el camino de subir al cielo».

Apenas escuché estas palabras, experimenté un fuerte impulso de ir en medio de las plazas, a gritar muy fuerte a toda persona de cualquier edad, sexo o condición:

«Escuchad, pueblos, escuchad todos. Por mandato del Señor, con las mismas palabras de su boca, os exhorto: No podemos alcanzar la gracia, si no soportamos la aflicción; es necesario unir trabajos y fatigas para alcanzar la íntima participación en la naturaleza divina, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta felicidad del espíritu».

El mismo ímpetu me transportaba a predicar la hermosura de la gracia divina; me sentía oprimir por la ansiedad y tenía que llorar y sollozar. Pensaba que mi alma ya no podría contenerse en la cárcel del cuerpo, y más bien, rotas sus ataduras, libre y sola y con mayor agilidad, recorrer el mundo, diciendo:

«¡Ojalá todos los mortales conocieran el gran valor de la divina gracia, su belleza, su nobleza, su infinito precio, lo inmenso de los tesoros que alberga, cuántas riquezas, gozos y deleites! Sin duda alguna, se entregarían, con suma diligencia, a la búsqueda de las penas y aflicciones. Por doquiera en el mundo, antepondrían a la fortuna las molestias, las enfermedades y los padecimientos, incomparable tesoro de la gracia. Tal es la retribución y el fruto final de la paciencia. Nadie se quejaría de sus cruces y sufrimientos, si conociera cuál es la balanza con que los hombres han de ser medidos».

jueves, 22 de agosto de 2013

miércoles, 21 de agosto de 2013

Apotegmas de un monje a sí mismo


20.- La luz de la vida. Monje, aunque tu corazón guarde oscuros secretos a causa del pecado, Cristo ha venido para iluminarte. Él es la luz de la vida. ¿Por qué te aporta vida su luz? Allí donde hay luz, se puede actuar, se puede distinguir una cosa de otra, las plantas se desarrollan, los animales emprenden su jornada. La luz del día trae movimiento, actividad, creación. La oscuridad de la noche lo sumerge todo bajo su silencio, e impide cualquier actividad. La luz trae vida, salud y alegría. La oscuridad antecede al letargo de la muerte. Por eso, cuando vino el Verbo eterno a iluminar nuestro mundo, que yacía en tinieblas y sombra de muerte, la vida se impuso definitivamente en la Creación. Así mismo, cuando el Espíritu ilumina tu interior, monje, devuelve el bien a donde había imperado el mal, otorga belleza a lo que se había afeado y te vuelve a unir con aquél que te creó. Tus oscuros secretos se disuelven bajo la resplandeciente luz del Resucitado. Acoge, pues, monje, la luz que te visita cada mañana.

martes, 20 de agosto de 2013

Amo porque amo, amo por amar


El amor basta por sí solo, satisface por sí solo y por causa de sí. Su mérito y su premio se identifican con él mismo. El amor no requiere otro motivo fuera de él mismo, ni tampoco ningún provecho; su fruto consiste en su misma práctica. Amo porque amo, amo por amar. Gran cosa es el amor, con tal de que recurra a su principio y origen, con tal de que vuelva siempre a su fuente y sea una continua emanación de la misma. Entre todas las mociones, sentimientos y afectos del alma, el amor es lo único con que la criatura puede corresponder a su Creador, aunque en un grado muy inferior, lo único con que puede restituirle algo semejante a lo que él le da. En efecto, cuando Dios ama, lo único que quiere es ser amado: si él ama, es para que nosotros lo amemos a él, sabiendo que el amor mismo hace felices a los que se aman entre sí.

El amor del Esposo, mejor dicho, el Esposo que es amor, sólo quiere a cambio amor y fidelidad. No se resista, pues, la amada en corresponder a su amor. ¿Puede la esposa dejar de amar, tratándose además de la esposa del Amor en persona? ¿Puede no ser amado el que es el Amor por esencia?

Con razón renuncia a cualquier otro afecto y se entrega de un modo total y exclusivo al amor el alma consciente de que la manera de responder al amor es amar ella a su vez. Porque, aunque se vuelque toda ella en el amor, ¿qué es ello en comparación con el manantial perenne de este amor? No manan con la misma abundancia el que ama y el que es el Amor por esencia, el alma y el Verbo, la esposa y el Esposo, el Creador y la criatura; hay la misma disparidad entre ellos que entre el sediento y la fuente.

Según esto, ¿no tendrá ningún valor ni eficacia el deseo nupcial, el anhelo del que suspira, el ardor del que ama, la seguridad del que confía, por el hecho de que no puede correr a la par con un gigante, de que no puede competir en dulzura con la miel, en mansedumbre con el cordero, en blancura con el lirio, en claridad con el sol, en amor con aquel que es el amor mismo? De ninguna manera. Porque, aunque la criatura, por ser inferior, ama menos, con todo, si ama con todo su ser, nada falta a su amor, porque pone en juego toda su facultad de amar. Por ello, este amor total equivale a las bodas místicas, porque es imposible que el que así ama sea poco amado, y en esta doble correspondencia de amor consiste el auténtico y perfecto matrimonio. Siempre en el caso de que se tenga por cierto que el Verbo es el primero en amar al alma, y que..la ama con mayor intensidad.

Sermón 83 sobre el libro del Cantar de los cantares (4-6: Opera omnia, ed. Cist. 2, 1958, 300-302)

lunes, 19 de agosto de 2013

Apotegmas de un monje a sí mismo


19.- Los oscuros secretos. Monje, como cualquier mortal, también tú guardas en tu interior oscuros secretos, que jamás revelarías por miedo, por vergüenza, o por orgullo. Pero sabes perfectamente que aquél que los conoce, te ama a pesar de ellos. Por eso, rezas con el salmo: Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto. Efectivamente, la ternura de Dios ha de moverte a la confianza, pero esta confianza no debe apartarte de la lucha contra lo que desagrada al que te ama y lo que a ti mismo te hace daño, es decir, los oscuros secretos del pecado.

domingo, 18 de agosto de 2013

Entrevista a dos Hermanitas de los Ancianos Desamparados

Hoy tenemos el gozo de poder disfrutar del testimonio de dos Hermitas de los Ancianos Desamparados. Sor Delfina estaba preocupada, porque confundió la fecha del nacimiento de la fundadora santa Teresa de Jesús Journet (1842) con el de la fundación de la congregación (1873). Muchas gracias, en cualquier caso, a las hermanas, por su testimonio, por su vida de servicio, y por su oración.

sábado, 17 de agosto de 2013

Real Monasterio de Santo Tomás de Ávila


El Real Monasterio de Santo Tomás se encuentra en la ciudad de Ávila. Su fundación, en 1480, se debió al tesorero de los Reyes Católicos, Hernán Núñez de Arnalte, quien otorgó poder a favor de su esposa, María Dávila, y de fray Tomás de Torquemada para que actuasen en su nombre para la fundación de un convento de dominicos en Ávila en honor de Santo Tomás de Aquino.

En 1482, bajo la dirección de Martín de Solórzano comenzaron las obras, que duraron hasta 1493, con donativos dispuestos por Don Hernán, y otros otorgados por los Reyes Católicos, quienes eligieron el nuevo convento para residencia de verano y enterramiento del heredero de la corona, el príncipe Don Juan, en el sepulcro realizado años después (1510) por Domenico Fancelli, por encargo de Fernando el Católico.

El epitafio del sepulcro dice lo siguiente: Juan, Príncipe de las Españas, de virtudes y ciencia lleno, verdadero cristiano, muy amado de sus padres y de su patria, en pocos años realizó muchas obras buenas con prudencia y virtud. Descansa en este túmulo mandado hacer por su óptimo y piadoso padre Fernando, rey invicto y defensor de la Iglesia. Su madre, la Reina Isabel, purísima y depósito de todas las virtudes, mandó por testamento se hiciese tal. Vivió diez y nueve años y murió en 1497.

Este Monasterio forma parte del intento de la Iglesia hispana por renovarse desde dentro, a través de una intensa vida espiritual, y del estudio de la Escritura y de la Tradición. De hecho, el Monasterio se dedicó a Santo Tomás de Quino, un santo muy estudiado pero poco venerado, lo cual muestra todo un programa de actuación. De hecho, el convento también fue casa de estudio y posteriormente universidad.

viernes, 16 de agosto de 2013

Archiabadía de Pannonhalma

Hoy recordamos litúrgicamente al rey san Esteban de Hungría. El Martirologio Romano nos da la siguiente noticia: San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real (Székesfehérvár), en Hungría, el día de la Asunción, entrando su alma en el cielo (1038).

Al hablar de san Esteban y del cristianismo en Hungría, no podemos dejar de referirnos a un monasterio que está en el corazón de la evangelización de este Reino: la Archiabadía benedictina de Pannonhalma.

La antigua provincia de Panonia tomaba su nombre de una montaña (mons Pannonia), sobre el que se construyó un monasterio dedicado a San Martín. La abadía benedictina fue fundada por el príncipe Géza en 996. Hijo de San Esteban, tuvo un rápido y floreciente desarrollo, ayudando poderosamente a la cristianización del reino magiar de Hungría.

Tras la persecución comunista, el Monasterio vuelve a florecer, dedicándose los monjes a la oración y a la atención de un gran colegio. El siguiente reportaje, aunque contenga algunos textos en húngaro, nos sirve para conocer este importante monasterio.

jueves, 15 de agosto de 2013

La Familia monástica de Belén y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno


La Familia monástica de Belén y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno tiene sus orígenes, como ya hemos dicho, en 1.950, para que existan en el mundo comunidades de solitarios que vivan en la adoración silenciosa.- El día 1 de noviembre de 1.950, Su Santidad el Papa Pío XII promulgó el Dogma de la Asunción de la Virgen al Cielo, según el cual María, madre de Jesús, nacido en Belén, ha sido llevada al Cielo por Dios en cuerpo y alma.-Cuando Pío XII proclama solemnemente el Dogma, en la referida fecha, en la plaza de San Pedro, en Roma, entre la multitud innumerable se encuentra un grupo de peregrinos franceses acompañados de un religioso, el padre Ceslas Minguet, o. p..- Al escuchar al Sumo Pontífice, siete de ellos reciben en su intuición inicial el deseo de que nazcan comunidades religiosas en todo el orbe.- Juntos deciden ponerse manos a la obra de lo que llaman “El Proyecto de la Virgen”.


El día 2 de febrero de 1.951, aparece la primera comunidad de las monjas de Belén y de la Asunción de la Virgen, en el pueblecito de Chamvres, diócesis de Sens (Francia).- Su intención es vivir en silencio, en soledad, aisladas del mundo, y adorar día y noche a la Santísima Trinidad con la Virgen.- A través del Arzobispo de Sens, Monseñor Frédéric Lamy, la Iglesia concede una gran atención a estos humildes comienzos.- El 6 de octubre de 1.956, nace la primera comunidad de monjes.- Ambas comunidades, aunque seguidores de las mismas normas monásticas, habitan en monasterios independientes.- Las monjas son erigidas en Instituto religioso el día 24 de junio de 1.986.
El triple nombre de esta Familia monástica manifiesta los aspectos diversos pero complementarios de su identidad y vocación: Belén, en recuerdo de los primeros monjes que han vivido en los desiertos del valle del Jordán y del Cedrón, no lejos del lugar en que Jesús nació.- Asunción de la Virgen, en clara referencia al Dogma citado antes de María.- San Bruno, que explica el hecho de que los monjes y monjas de la Familia de Belén, de la Asunción de La Virgen y de San Bruno siguen las reglas monásticas instauradas por este santo.


Tras el crecimiento y expansión actual de esta Familia Monástica a distintas diócesis, Su Santidad el Papa Juan Pablo II, previo informe favorable de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, tuvo a bien dar su consentimiento, a petición del Prior de los monjes, Hermano Patrick y de la Priora de las monjas, Hermana Marie, para que esta Familia Monástica sea reconocida como de Derecho Pontificio.- Por medio del correspondiente Decreto, esta misma Congregación declara, pues, que la Familia Monástica de Belén, de la Asunción de la Virgen y de San Bruno es un Instituto religiosos de Derecho Pontificio en sus dos ramas de monjes y monjas, y que así debe ser reconocida por todos.- Es firmado en el Vaticano, el 6 de octubre de 1.998, fiesta de San Bruno.
Desde el nacimiento de esta Familia Monástica, se han creado Monasterios de monjes, en Francia, Italia e Israel, y Monasterios de monjas, en Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Chile, España, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Italia, Israel, Lituania, Polonia, Portugal, Suiza y Nuevo México.

Fuente: http://monjasdebelen.blogspot.com.es/


martes, 13 de agosto de 2013

Santa Radegunda. Monasterio de la Santa Cruz de Poitiers



La liturgia recuerda hoy no sólo al mártir san Hipólito, sino también a la reina santa Radegunda. El Martirologio romano la recuerda con estas palabras: En Poitiers, de Aquitania, santa Radegunda, reina de los francos. Cuando todavía vivía su esposo, el rey Clotario, recibió el velo sagrado de religiosa, y en el monasterio de la Santa Cruz de Poitiers, que ella había mandado construir, sirvió a Cristo bajo la Regla de san Cesáreo de Arlés (587).

Para santa Radegunda y la reliquia de la Santa Cruz venerada en este Monasterio, compuso el poeta Venancio Fortunato el himno Vexilla Regis, que todavía seguimos cantando en el tiempo de Pasión. Pidiendo la intercesión de la reina santa, lo podemos orar en la siguiente grabación.

lunes, 12 de agosto de 2013

Cartuja de Miraflores

Visitamos hoy, en silencio, la célebre cartuja de Santa María de Miraflores, en la ciudad de Burgos, donde sus monjes perseveran en la penitencia, en la alabanza de Dios, y en la fidelidad a Cristo Crucificado.

domingo, 11 de agosto de 2013

Santa Clara de Tordesillas

Este mes de mayo se celebró el 650 aniversario de la fundación del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas, uno de los monasterios históricos más bellos el Reino de Castilla. El arzobispo de Valladolid presidió la Eucaristía de acción de gracias. Este reportaje de la cadena de la Iglesia en Valladolid nos muestra esta efemérides, junto a la celebración y predicación del obispo.

sábado, 10 de agosto de 2013

Benedicto XVI a las religiosas

En esta fiesta de san Lorenzo, recordamos la visita del papa Benedicto XVI al Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial en el curso de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, donde se encontró con una delegación de monjas de clausura, a las que dedicó un magnífico discurso sobre la vida consagrada.

viernes, 9 de agosto de 2013

Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Hoy celebramos la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, monja carmelita y amante de la espiritualidad litúrgica y monástica. En su honor vemos el siguiente montaje.

jueves, 8 de agosto de 2013

Los nueve modos de orar de santo Domingo de Guzmán


Primer modo de orar

Nuestro Padre, manteniendo el cuerpo erguido, inclinaba la cabeza y, mirando humildemente a Cristo, le reverenciaba con todo su ser. Se inclinaba ante el altar como si Cristo, representado en él, estuviera allí real y personalmente.

Se comportaba así en conformidad con este fragmento del libro de Judit: "Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes" (Jdt 9, 16)...También se inspiraba en estas palabras: "Yo no soy digno de que entres en mi casa" (Mt 8, 8); "Señor, ante ti me he humillado siempre"(Sal 146, 6).

Enseñaba a hacerlo así a los frailes cuando pasaban delante del crucifijo, para que Cristo, humillado por nosotros hasta el extremo, nos viera humillados ante su majestad.


 Segundo modo de orar

Oraba con frecuencia Santo Domingo postrado completamente, rostro en tierra. Se dolía en su interior y se decía a sí mismo, y lo hacía a veces en tono tan alto, que en ocasiones le oían recitar aquel versículo del Evangelio: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador" (Lc 18, 13). Con piedad y reverencia, recordaba frecuentemente aquellas palabras de David: "Yo soy el que ha pecado y obrado inicuamente" (Sal 50, 5).

Del salmo que comienza, "Con nuestros oídos ¡oh Dios! hemos oído", recitaba con vigor y devoción el versículo que dice: "Porque mi alma ha sido humillada hasta el polvo, y mi cuerpo pegado a la tierra" (Sal 43, 26). En alguna ocasión, queriendo exhortar a los frailes con cuanta reverencia debían orar, les decía: "Los Reyes Magos entraron..., y cayendo de rodillas, lo adoraron" (Mt 2, 11)...


Tercer modo de orar

Motivado Santo Domingo por todo cuanto precede, se alzaba del suelo y se disciplinaba diciendo: "Tu disciplina me adiestró para el combate" (Sal 17, 35), "Misericordia, Dios mío," (Sal 50), o también: "Desde lo hondo a ti grito, Señor" (Sal 129). Nadie, por inocente que sea, se debe apartar de este ejemplo.


Cuarto modo de orar

Después de esto, Santo Domingo, se volvía hacia el crucifijo, le miraba con suma atención. A veces, tras el rezo de la oración de Completas y hasta la media noche, y decía, como el leproso del Evangelio: "Señor, si quieres, puedes curarme" (Mt. 8, 2); o como Esteban, que clamaba: "No les tengas en cuenta este pecado" (Hc 7, 60).

Tenía una gran confianza en la misericordia de Dios, en favor suyo, en bien de todos los pecadores y en el amparo de los frailes jóvenes que enviaba a predicar. En ocasiones no podía contener su voz y los frailes le escuchaban decir: "A ti, Señor, te invoco, no seas sordo a mi voz, no te calles" (Sal 27, 1); así como otras palabras de la Sagrada Escritura.


Quinto modo de orar

Algunas veces el Padre Domingo, estando en el convento, permanecía ante el altar; mantenía su cuerpo derecho, sin apoyarse ni ayudarse de cosa alguna. A veces tenía las manos extendidas ante el pecho, a modo de libro abierto; así se mantenía con mucha reverencia y devoción, como si leyera ante el Señor.

En la oración se le veía meditar la Palabra de Dios, y cómo se la recitara dulcemente para sí mismo. Le servía de ejemplo aquel gesto del Señor: "Que entró Jesús según su costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura" (Lc 4, 16).

A veces juntaba las manos a la altura de los ojos, entrelazándolas fuertemente y dando una con otra, como urgiéndose a sí mismo. Elevaba también las manos hasta los hombros, tal como hace el sacerdote cuando celebra la misa, como si quisiera fijar el oído para percibir con más atención algo que se diría desde el altar.


Sexto modo de orar

A veces se veía también orar al Padre Santo Domingo con las manos y brazos abiertos y muy extendidos, a semejanza de la cruz, permaneciendo derecho en la medida en que le era posible. De este modo oró el Señor mientras pendía en la cruz y "con el gran clamor y lágrimas fue escuchado por su reverencial temor" (Hb 5, 7).

Pero Santo Domingo no utiliza este modo de orar sino cuando, inspirado por Dios, sabía que se iba a obrar algo grande y maravilloso en virtud de la oración, o que Dios le movía con especial fuerza a una gracia singular.

Pronunciaba con ponderación, gravedad y oportunamente las palabras del Salterio que hacen referencia a este modo de orar; decía atentamente: "Señor, Dios de mi salvación, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;...Todo el día te estoy invocando, Señor, tendiendo las manos hacia ti" (Sal 87, 2-10)


Séptimo modo de orar

Se le hallaba con frecuencia orando, dirigido por completo hacia el cielo. Oraba con las manos elevadas sobre su cabeza, muy levantadas y unidas entre sí, o bien un poco separadas, como para recibir algo del cielo.

Pedía a Dios para la Orden los dones del Espíritu Santo y la práctica de las bienaventuranzas. Pedía mantenerse en la pobreza, en el hambre y sed de justicia, en el ansia de misericordia, hasta ser proclamados bienaventurados; pedía mantenerse devotos y alegres en la guarda de los mandamientos y en el cumplimiento de los consejos evangélicos. A veces decía "Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu santuario" (Sal 27, 2).


 Octavo modo de orar

Nuestro Padre Santo Domingo tenía otro modo de orar, hermoso, devoto y grato para él. Se iba pronto a estar solo en algún lugar, para leer u orar, permaneciendo consigo y con Dios. Se sentaba tranquilamente y, hecha la señal protectora de la cruz, abría ante sí algún libro; leía y se llenaba su mente de dulzura, como si escuchara al Señor que le hablaba, según lo que se dice en el salmo: "Voy a escuchar lo que dice el Señor" (Sal 84, 9). A lo largo de esta lectura hecha en soledad, veneraba el libro, se inclinaba hacia él, y también lo besaba, en especial el Evangelio.


 Noveno modo de orar

Observaba este modo de orar al trasladarse de una región a otra, especialmente cuando se encontraba en lugares solitarios. Decía a veces a su compañero de camino: Está escrito en el libro de Oseas: "La llevaré al desierto y le hablaré al corazón" (Os 2, 14). En ocasiones se apartaba de su compañero y se le adelantaba y oraba.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Tras los pasos de Rafael

Hace dos días nos referimos a san Rafael Arnáiz, el hermano Rafael de la Trapa, un joven que ingresó en este Monasterio y en pocos años consumó su existencia en Dios como una vela ardiendo sobre el altar. el siguiente documental se titula: Tras los pasos de Rafael, y es una magnífica síntesis de su itinerario espiritual. Gracias a los monjes de San Isidro de Dueñas por su obra, y por mantener vivo el legado de este santo joven y actual.

martes, 6 de agosto de 2013

Sermón en la Transfiguración de Anastasio del Sinaí


La fiesta de la Transfiguración ha tenido una gran influencia en los monjes cristianos, tantos occidetanles como orientales. En la tradición monástica latina, destaca el abad Pedro el Venerable de Cluny, quien no sólo instituyó la fiesta de la Transfiguración con un rango litúrgico de solemnidad, sino que, sobre todo, escribió un largo sermón o, mejor, un pequeño tratado, sobre este misterio, ensalzando la divinidad de Cristo, que se manifiesta a los hombres para su salvación.


De entre los monjes orientales, donde la fiesta ya se había introducido con anterioridad, destaca Anastario del Sinaí, un monje oriundo de Siria que ingresó en el Monasterio de Santa Catalina del Sinaí, siendo abad entonces el célebre san Juan Clímaco. De él vamos a reproducir un fragmento de su sermón para el día de la Transfiguración:


El misterio que hoy celebramos lo manifestó Jesús a sus discípulos en el monte Tabor. En efecto, después de haberles hablado, mientras iba con ellos, acerca del reino y de su segunda venida gloriosa, teniendo en cuenta que quizá no estaban muy convencidos de lo que les había anunciado acerca del reino, y deseando infundir en sus corazones una firmísima e íntima convicción, de modo que por lo presente creyeran en lo futuro, realizó ante sus ojos aquella admirable manifestación, en el monte Tabor, como una imagen prefigurativa del reino de los cielos. Era como si les dijese: «El tiempo que ha de transcurrir antes de que se realicen mis predicciones no ha de ser motivo de que vuestra fe se debilite, y, por esto, ahora mismo, en el tiempo presente, os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar al Hijo del hombre con la gloria de su Padre».

Y el evangelista, para mostrar que el poder de Cristo estaba en armonía con su voluntad, añade: Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a una montana alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.

Estas son las maravillas de la presente solemnidad, éste es el misterio, saludable para nosotros, que ahora se ha cumplido en la montaña, ya que ahora nos reúne la muerte y, al mismo tiempo, la festividad de Cristo. Por esto, para que podamos penetrar, junto con los elegidos entre los discípulos inspirados por Dios, el sentido profundo de estos inefables y sagrados misterios, escuchemos la voz divina y sagrada que nos llama con insistencia desde lo alto, desde la cumbre de la montaña.

Debemos apresurarnos a ir hacia allí —así me atrevo a decirlo— como Jesús, que allí en el cielo es nuestro guía y precursor, con quien brillaremos con nuestra mirada espiritualizada, renovados en cierta manera en los trazos de nuestra alma, hechos conformes a su imagen, y, como él, transfigurados continuamente y hechos partícipes de la naturaleza divina, y dispuestos para los dones celestiales.

Corramos hacia allí, animosos y alegres, y penetremos en la intimidad de la nube, a imitación de Moisés y Elias, o de Santiago y Juan. Seamos, como Pedro, arrebatado por la visión y aparición divina, transfigurado por aquella hermosa transfiguración, desasido del mundo, abstraído de la tierra; despojémonos de lo carnal, dejemos lo creado y volvámonos al Creador, al que Pedro, fuera de sí, dijo: Señor, ¡qué bien se está aquí!

Ciertamente, Pedro, en verdad qué bien se está aquí con Jesús; aquí nos quedaríamos para siempre. ¿Hay algo más dichoso, más elevado, más importante que estar con Dios, ser hechos conformes con él, vivir en la luz? Cada uno de nosotros, por el hecho de tener a Dios en sí y de ser transfigurado en su imagen divina, tiene derecho a exclamar con alegría: ¡Qué bien se está aquí!, donde todo es resplandeciente, donde está el gozo, la felicidad y la alegría, donde el corazón disfruta de absoluta tranquilidad, serenidad y dulzura, donde vemos a Cristo junto con el Padre, pone su morada y dice, al entrar: Hoy ha sido la salvación de esta casa, donde con Cristo se hallan acumulados los tesoros de los bienes eternos, donde hallamos reproducidas,. como en un espejo, las imágenes de las realidades futuras.

lunes, 5 de agosto de 2013

Dejo lo que no es nada, para tenerlo todo

San Rafael Arnáiz es un santo joven, moderno, actual y, en su sensibilidad santificada por el Espíriu Santo, sublime. Murió joven en el Monasterio de San Isidro de Dueñas, como consecuencia de su diabetes, entonces incurable. El siguiente reportaje nos permite conocer magníficos textos del hermano Rafael. Para quien no lo conozca, se trata sencillamente de uno de los grandes tesoros espirituales del monacato contemporáneo.



domingo, 4 de agosto de 2013

Doroteo de Gaza. Humildad

26. Dice un anciano: "Ante todo necesitamos humildad; y por cada cosa que nos dicen debemos estar dispuestos a decir: Perdón. Porque es por la humildad por lo que es aniquilado todo engaño de nuestro enemigo y adversario". Busquemos el sentido de este dicho del anciano. ¿Por qué nos dice: "Ante todo necesitamos humildad", y no más bien: "Ante todo necesitamos la temperancia"? En efecto el Apóstol nos dice: El atleta se priva de todo (1 Co 9, 25). ¿O por qué no dijo más bien: "Ante todo necesitamos el temor de Dios". ya que la Escritura nos dice: El principio de la sabiduría es el temor del Señor (Pr 15, 27)? ¿O por qué no dijo tampoco: "Ante todo necesitamos la limosna, o la fe" como en efecto está escrito: Por las limosnas y la fe los pecados son purificados (ibíd), o como nos dice el Apóstol: Sin la fe es imposible agradar a Dios? (Hb 11, 6). Por lo tanto, si es imposible agradar a Dios sin la fe, si por las limosnas y la fe son purificados los pecados, si el hombre se aparta del mal por el temor del Señor, si el principio de la sabiduría es el temor del Señor, y finalmente si el atleta se priva de todo, ¿por qué dijo el anciano: "Ante todo necesitamos humildad", dejando de lado todo aquello que es tan necesario? Porque lo que nos quiere enseñar es que, ni el temor de Dios, ni la limosna, ni la fe, ni la temperancia, ni ninguna otra virtud, puede existir sin la humildad. Y por ese motivo dice: "Ante todo necesitamos humildad: y por cada cosa que nos dicen debemos estar dispuestos a decir: Perdón. Porque es por la humildad por lo que es aniquilado todo engaño de nuestro enemigo y adversario".

sábado, 3 de agosto de 2013

Monasterio de San Juan el Precursor

Visitamos hoy un monasterio serbio, perteneciente al Patriarcado Ortodoxo Serbio, con motivo de la lectura del Evangelio de la liturgia de hoy, que se nos refiere el martirio de san Juan Bautista. Se trata del Monasterio de san Juan el Precursor, en Leskovac.

viernes, 2 de agosto de 2013

San Pedro de Osma


Hoy recordamos los benedictinos y la diócesis de Osma a san Pedro de Osma. Era oriundo de Francia. Se llamaba, en realidad, Pedro de Bourges. Había nacido hacia el año 1040, e ingresó en el célebre monasterio de Cluny.

Su llegada a Castilla estuvo en relación con la petición que don Bernardo, arzobispo de la recién reconquistada Toledo, hizo de monjes cluniacenses para impulsar la reforma eclesiástica de la Iglesia castelllana. Entre estos monjes se encontraba Pedro de Bourges, que pasó al monasterio de Sahagún, el principal centro de la reforma benedictina en Castilla.

La reconquista de la diócesis de Osma hizo necesaria la provisión de un obispo; el designado fue el monje Pedro. Desde su responsabilidad de Obispo, impulsó Pedro una profunda vida espiritual, desde su pculiar perspectiva cluniacense. Por eso, tuvo gran importancia la celebración de la liturgia y todo lo relacionado con ello. Así, inició la construcción de la Catedral de Osma, y la provisión de un cabildo que celebrase con esplendor los divinos oficios. Promovió el estudio de la ciencias sagradas. Además, atento al espíritu de la reforma gregoriana, luchó por la afirmación de los derechos eclesiásticos frente a las intromisiones de los señores temporales.

Ya anciano, en 1109, fue llamado a Toledo para asistir al rey Alfonso VI en su muerte. Sucedida ésta, acompañó su cadáver hasta el lugar de su enterramiento en el Monasterio de Sahagún. De vuelta a su diócesis, falleció en Palencia, tal día como hoy. Conforme a su deseo expresamente manifestado antes de morir, sus restos fueron conducidos a Osma y depositados en su catedral, en un sepulcro que es una obra admirable del arte medieval. Así se cumplía su voluntad de que su cuerpo reposara junto a su iglesia, a la que él consideraba como su esposa. Así vivió y así murió este santo monje y obispo, verdadero modelo, tanto para los religiosos como para todos los eclesiásticos, particularmente para los prelados.

jueves, 1 de agosto de 2013

Doroteo de Gaza: Vigilancia

104. Hermanos, cuidemos de nosotros mismos, seamos vigilantes. ¿Quién nos devolverá el tiempo si nosotros lo perdemos? Podremos buscar los días perdidos, pero no encontrarlos. Abba Arsenio se decía sin cesar: "Arsenio, ¿para qué saliste del mundo?". En cambio nosotros somos tan negligentes que ni sabemos por qué hemos salido, ni sabemos qué es lo que buscamos. Y por eso no progresamos, y caemos siempre en la aflicción. Ello se debe a que nuestro corazón no está atento. Porque si combatiésemos un poco, no sufriríamos ni penaríamos por mucho tiempo, ya que si bien en los comienzos hay que esforzarse combatiendo poco a poco, vamos avanzando y terminamos por trabajar en paz, pues Dios ve que nos hacemos violencia y nos da su socorro.

Hagámonos violencia, pongamos manos a la obra y tengamos al menos la voluntad de hacer el bien. Aunque no hayamos alcanzado todavía la perfección, el solo hecho de desearlo es ya el comienzo de nuestra salvación. Porque del deseo pasaremos con la ayuda de Dios a la lucha, y en la lucha encontraremos el auxilio de Dios para adquirir las virtudes Es lo que hacía decir a uno de los Padres: "Da tu sangre y recibe el espíritu", es decir, lucha y entra en posesión de la virtud.