104. Hermanos, cuidemos de nosotros mismos, seamos vigilantes. ¿Quién nos devolverá el tiempo si nosotros lo perdemos? Podremos buscar los días perdidos, pero no encontrarlos. Abba Arsenio se decía sin cesar: "Arsenio, ¿para qué saliste del mundo?". En cambio nosotros somos tan negligentes que ni sabemos por qué hemos salido, ni sabemos qué es lo que buscamos. Y por eso no progresamos, y caemos siempre en la aflicción. Ello se debe a que nuestro corazón no está atento. Porque si combatiésemos un poco, no sufriríamos ni penaríamos por mucho tiempo, ya que si bien en los comienzos hay que esforzarse combatiendo poco a poco, vamos avanzando y terminamos por trabajar en paz, pues Dios ve que nos hacemos violencia y nos da su socorro.
Hagámonos violencia, pongamos manos a la obra y tengamos al menos la voluntad de hacer el bien. Aunque no hayamos alcanzado todavía la perfección, el solo hecho de desearlo es ya el comienzo de nuestra salvación. Porque del deseo pasaremos con la ayuda de Dios a la lucha, y en la lucha encontraremos el auxilio de Dios para adquirir las virtudes Es lo que hacía decir a uno de los Padres: "Da tu sangre y recibe el espíritu", es decir, lucha y entra en posesión de la virtud.
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