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martes, 2 de agosto de 2016

San Pedro de Osma


Hoy recordamos los benedictinos y la diócesis de Osma a san Pedro de Osma. Era oriundo de Francia. Se llamaba, en realidad, Pedro de Bourges. Había nacido hacia el año 1040, e ingresó en el célebre monasterio de Cluny.

Su llegada a Castilla estuvo en relación con la petición que don Bernardo, arzobispo de la recién reconquistada Toledo, hizo de monjes cluniacenses para impulsar la reforma eclesiástica de la Iglesia castelllana. Entre estos monjes se encontraba Pedro de Bourges, que pasó al monasterio de Sahagún, el principal centro de la reforma benedictina en Castilla.

La reconquista de la diócesis de Osma hizo necesaria la provisión de un obispo; el designado fue el monje Pedro. Desde su responsabilidad de Obispo, impulsó Pedro una profunda vida espiritual, desde su pculiar perspectiva cluniacense. Por eso, tuvo gran importancia la celebración de la liturgia y todo lo relacionado con ello. Así, inició la construcción de la Catedral de Osma, y la provisión de un cabildo que celebrase con esplendor los divinos oficios. Promovió el estudio de la ciencias sagradas. Además, atento al espíritu de la reforma gregoriana, luchó por la afirmación de los derechos eclesiásticos frente a las intromisiones de los señores temporales.

Ya anciano, en 1109, fue llamado a Toledo para asistir al rey Alfonso VI en su muerte. Sucedida ésta, acompañó su cadáver hasta el lugar de su enterramiento en el Monasterio de Sahagún. De vuelta a su diócesis, falleció en Palencia, tal día como hoy. Conforme a su deseo expresamente manifestado antes de morir, sus restos fueron conducidos a Osma y depositados en su catedral, en un sepulcro que es una obra admirable del arte medieval. Así se cumplía su voluntad de que su cuerpo reposara junto a su iglesia, a la que él consideraba como su esposa. Así vivió y así murió este santo monje y obispo, verdadero modelo, tanto para los religiosos como para todos los eclesiásticos, particularmente para los prelados.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Santuario de la Peña de Francia


El Santuario de la Peña de Francia está dedicado a la Natividad de María bajo la denominación de Nuestra Señora de la Peña de Francia, patrona de Ciudad Rodrigo (Salamanca). Situado en la cima de la Peña de Francia, el santuario está regido por los padres dominicos. Prácticamente inaccesible en invierno por la nieve, tiene gran afluencia de visitantes durante los meses de verano. Es el santuario mariano a mayor altitud del mundo.


A partir de 1436, reinando Juan II de Castilla, se hicieron cargo de la imagen de la Virgen y de su ermita los dominicos. En 1445 se comenzó la construcción del convento y la ampliación de la iglesia, finalizada en 1450. Aunque, la sacristía es del siglo XVI, la portada neoclásica y la escalinata son del siglo XVII, y la torre del siglo XVIII.

El rollo levantado en el centro de la plaza por concesión de Carlos V, da fe de que el monasterio contaba con el privilegio de exención de jurisdicción (concedido originalmente en 1445 por el rey Juan II de Castilla).


En 1516 se comenzó a construir en El Maíllo La Casa Baja, actualmente de propiedad privada, como convento de apoyo para la época invernal. Los religiosos de este convento mostraron una destacada vocación misionera, impulsando la devoción a la Virgen de la Peña de Francia en América y Filipinas. La comunidad desapareció en 1835, por la desamortización de Mendizábal; pero los dominicos regresaron para hacerse cargo del santuario el 16 de julio de 1900.


Personalidades destacadas en la recuperación del santuario han sido el intelectual católico e hispanista francés Maurice Legendre (que organizó en 1934 una peregrinación oficial francesa con motivo del quinto centenario del hallazgo de la imagen y que está enterrado en la nave central de la iglesia) y el fraile dominico Constantino Martínez Uriarte (1911-1991).

martes, 1 de julio de 2014

Descalzas de Zamora

El Siglo de oro fue una época de especial florecimiento de las órdenes religiosas. Una de ellas, las clarisas descalzas, fueron las fundadoras del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid; procedían de Gandía, y fueron orientadas hacia Madrid por san Francisco de Borja, general de los jesuitas. De allí también partieron las monjas que fundaron las Descalzas de Zamora, que visitamos a través del siguiente documental.

viernes, 2 de agosto de 2013

San Pedro de Osma


Hoy recordamos los benedictinos y la diócesis de Osma a san Pedro de Osma. Era oriundo de Francia. Se llamaba, en realidad, Pedro de Bourges. Había nacido hacia el año 1040, e ingresó en el célebre monasterio de Cluny.

Su llegada a Castilla estuvo en relación con la petición que don Bernardo, arzobispo de la recién reconquistada Toledo, hizo de monjes cluniacenses para impulsar la reforma eclesiástica de la Iglesia castelllana. Entre estos monjes se encontraba Pedro de Bourges, que pasó al monasterio de Sahagún, el principal centro de la reforma benedictina en Castilla.

La reconquista de la diócesis de Osma hizo necesaria la provisión de un obispo; el designado fue el monje Pedro. Desde su responsabilidad de Obispo, impulsó Pedro una profunda vida espiritual, desde su pculiar perspectiva cluniacense. Por eso, tuvo gran importancia la celebración de la liturgia y todo lo relacionado con ello. Así, inició la construcción de la Catedral de Osma, y la provisión de un cabildo que celebrase con esplendor los divinos oficios. Promovió el estudio de la ciencias sagradas. Además, atento al espíritu de la reforma gregoriana, luchó por la afirmación de los derechos eclesiásticos frente a las intromisiones de los señores temporales.

Ya anciano, en 1109, fue llamado a Toledo para asistir al rey Alfonso VI en su muerte. Sucedida ésta, acompañó su cadáver hasta el lugar de su enterramiento en el Monasterio de Sahagún. De vuelta a su diócesis, falleció en Palencia, tal día como hoy. Conforme a su deseo expresamente manifestado antes de morir, sus restos fueron conducidos a Osma y depositados en su catedral, en un sepulcro que es una obra admirable del arte medieval. Así se cumplía su voluntad de que su cuerpo reposara junto a su iglesia, a la que él consideraba como su esposa. Así vivió y así murió este santo monje y obispo, verdadero modelo, tanto para los religiosos como para todos los eclesiásticos, particularmente para los prelados.