20. El amigo es, en cierto modo, el guardián del amor, o según otros, el guardián del alma; porque mi amigo debe cuidar del amor mutuo, o de mi propia alma, para guardar con un silencio fiel todos sus secretos, corregir en lo posible y tolerar todo lo vicioso, gozar con el que se alegra y sufrir con el que sufre, y hacer suyo todo lo del amigo.
Elredo de Rieval
La Amistad Espiritual. Libro I
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