Nuestro nombre es: Misioneros Hijos del Corazón de María. O, más comúnmente, Misioneros Claretianos
- “Ser claretianos” es nuestro modo de ser hombres, cristianos, religiosos, apóstoles, y -algunos- sacerdotes.
- Somos y nos sentimos hijos amados de Dios y de María, con todo su corazón.
Vivimos en familia, nuestra Congregación
- Nuestra familia fue suscitada por el Espíritu Santo en la Iglesia hace dos siglos por medio de S. Antonio Mª Claret.
- Unos somos sacerdotes y otros laicos, de muy diferentes países y con culturas diversas, pero todos hermanos.
Con un peculiar estilo de vida: arder en caridad
- Dios nos hace arder en caridad hacia él y el prójimo.
- Dios nos ha concedido el don de seguir a Cristo y proclamar el Evangelio yendo por el mundo entero.
Nuestro camino: ser discípulos de Jesús
- Como Jesús buscamos la gloria de Dios y la salvación de los hombres orando, trabajando y sufriendo.
- Asumimos el modo de vida de Jesús y de la Virgen María: en pobreza, castidad y obediencia.
Nuestra misión: encender a todo el mundo en el fuego del amor de Dios
- Somos enviados a anunciar la vida, muerte y resurrección de Jesús a fin que todos se salven por la fe en Él.
- Compartimos las angustias y esperanzas de los hombres buscando la transformación del mundo según el designio de Dios
- Nuestra misión se nutre de la Palabra de Dios y de la eucaristía.
- Se irradia en el mundo bajo el signo de la misericordia y la ternura, que aprendemos del Corazón de María.
Se dirige sobre todo a los que son excluidos del amor de los demás y sufren las consecuencias de la injusticia de este mundo.
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