domingo, 17 de febrero de 2013

La peregrinación espiritual



La Cuaresma es una especie de peregrinación espiritual, desde la oscuridad de Egipto hacia la luz de la Tierra Prometida. Egipto es el nombre simbólico de la tiniebla de la esclavitud, en la que nuestro ser  gime alejado de Dios y oprimido por la fuerza del pecado, que le impide hacer el bien que quiere y le empuja al mal que no quiere. La Tierra Prometida, por su parte, simboliza el triunfante resplandor de Cristo resucitado, que esclarece nuestra condición creada en la comunión del ser de Dios.

Durante este camino somos acechados por el tentador. El hambre, el cansancio y la desesperanza nos hacen dudar y, como los israelitas, ponemos a Dios a prueba. Llega, entonces, el momento del combate. De hecho, toda la vida es un continuo combate contra esas tentaciones que pretenden destruir nuestra confianza en el amor salvador de Dios.

Cristo también experimentó estas tentaciones. Por eso, tenemos ante Dios un valedor misericordioso, pues ha conocido la debilidad de nuestra condición desde dentro de ella misma. Y, como permaneció fiel hasta la Cruz, contamos con la indestructible fuerza emanada en su Resurrección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario