martes, 3 de febrero de 2015

San Óscar

San Oscar - Iglesia de la Trinidad - Hamburgo

Recordamos hoy a un monje, proveniente del Monasterio de Corbie, que terminó siendo uno de los grandes misioneros y evangelizadores de la Europa septentrional: San Oscar, también llamado Ascario, Anscario, Ansgar o Anskar. 

Nació en Picardía el año 801 y murió en el 865. Entró como benedictino en Corbie, de donde pasó a Westfalia. Con Harold -el Rey de Dinamarca que se había bautizado recientemente, y que había sido expulsado de su reino pero ahora regresaba- Autbert y Oscar fueron a predicar la fe en ese país donde Ebbo, el arzobispo de Reims, ya había trabajado (aunque sin mucho éxito).

Oscar fundó una escuela en Schleswig, pero el celo desmedido de Harold provocó otra tormenta que terminó en una segunda expulsión del rey, y la consiguiente retirada de los misioneros. En compañía de los embajadores de Luis el Piadoso (Ludovico Pío), entró entonces en Suecia, y predicó el Evangelio allí. Aunque la embajada había sido atacada en el camino y aparentemente había abandonado su misión, Oscar logró entrar en el país, y fue recibido favorablemente por el rey, que le permitió predicar. El jefe de los consejeros reales, Herigar, se convirtió, y construyó la primera iglesia de Suecia.

Oscar permaneció allí un año y medio, y a su regreso fue nombrado obispo de la nueva sede de Hamburgo, e instituido por Gregorio IV legado de las naciones del norte. Restableció también la abadía de Turholt, en Flandes, y fundó una escuela allí. En el año 845, Eric, el rey de Jutlandia, apareció frente a Hamburgo con una flota de 600 buques, y destruyó la ciudad. Oscar fue durante algún tiempo un fugitivo, incluso privado de sus posesiones de Flandes por Carlos el Calvo, pero con el ascenso de Luis el Germánico fue restaurado en su sede. El obispado de Bremen, que había sido la sede de Leudric, su enemigo, quedaba al mismo tiempo, unida a Hamburgo, pero aunque el acuerdo se hizo en el año 847 no fue confirmado por el Papa hasta el 857, y Oscar llegó a ser el primer arzobispo. Mientras tanto, hizo frecuentes excursiones a Dinamarca, aparentemente en calidad de enviado del rey Luis (el Germánico). Construyó una iglesia en Schleswig y después fue como embajador danés a su antigua misión de Suecia. El rey Olaf lo miró favorablemente, pero la cuestión de permitir o no predicar fue consultada a los oráculos, que se dice que dieron una respuesta favorable, posiblemente debido a las oraciones del santo. Se construyó allí una iglesia y quedó establecido un sacerdote. En el 854 lo encontramos de vuelta en Dinamarca, donde consiguió convertir la enemistad del rey Eric en amistad. Eric había expulsado a los sacerdotes que habían sido dejados en Schleswig, pero a petición de Oscar fueron nuevamente llamados. El santo construyó otra iglesia en Jutlandia, e introdujo el uso de las campanas, que los paganos consideraban como instrumentos mágicos. Además convenció al rey vikingo de mitigar los horrores de la trata de esclavos.

Fue eminente por su piedad, mortificación y observancia de la regla monástica; construyó hospitales, rescató cautivos, envió cuantiosas limosnas al extranjero, y sólo lamentó no haber sido hallado digno del martirio. A pesar de que escribió varias obras, muy poco de ello ha quedado. Añadió frases devocionales a los salmos, que -de acuerdo con Fabricio, en su «Biblioteca Latina de la Edad Media»- son un monumento ilustre a la piedad del santo prelado. También había compilado una vida de san Willehad, primer obispo de Bremen, y el prefacio que escribió fue considerado una obra maestra de esa época. Todos su éxito como misionero lo atribuía a la piedad de Luis el Piadoso y al celo apostólico de su predecesor en el trabajo, Ebbo, arzobispo de Reims, que sin embargo, de hecho, había fracasado.

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