44.- Tradición y humildad. Monje, tu fe no es fruto de tu esfuerzo. Conoces aquello que te han anunciado; admiras lo que del Señor te dijeron; meditas la Palabra que te han transmitido. Si te mantienes humilde en este depósito, no te conducirá el orgullo al error de tu propia voluntad, de tu propia sabiduría, de tu propia divinización. Renuncia a juzgar lo que tus padres te han entregado: ámalo, en cambio, con humilde y sincero corazón. Sólo entonces vendrá a ti el Espíritu Santo, y vivificará en tu existencia las maravillas que el Señor obra en quienes le son fieles.
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