domingo, 2 de noviembre de 2014

Considérale como Rey


Considera, pues, lo primero, la majestad con que está aquella sacratísima Humanidad de Cristo, nuestro Señor en el cielo, sentado a la diestra del Padre, sobre todas las criaturas, con universal imperio y señorío sobre todas ellas: la reverencia y el amor con que le adoran todos los Santos y los espíritus bienaventurados, cantándole perpetuas alabanzas y reconociéndole por verdadero rey y Señor...

Lo segundo, considera el temor y reverencia con que está un pobre rústico delante del Rey, cómo se turba y no sabe hablar palabra. Mira si tú hubieras mañana de hablar con el Rey, o le hubieras de hospedar en tu casa, cómo te apercibieras y pusieras la mejor ropa y la más limpia; cómo pensarías lo que habías de decir, especialmente si pensases pedirle algunas grandes mercedes. Y cuando estuvieses hablando con él, qué atento estarías, y como no te acordarías de otra cosa.

Lo tercero, considera cómo este Señor, siendo como es, Rey de Reyes, Señor de los Señores, y universalmente de todo lo criado, por amor a ti se humilló a tan gran extremo de bajeza y desprecio, que le pusieron una corona de espinas, y un cetro de caña, y le adoraron con escarnio y mofa, como a Rey de burlas y fingido. En agradecimiento de esto, póstrate tu delante de él y, con toda humildad, reconócele por tu verdadero rey y Señor, y pídele que te dé gracia, que le adores en espíritu y en verdad, como él quiere ser adorado.

Fray Antonio de Molina, cartujo

Instrucción de sacerdotes
en que se da doctrina muy importante para conocer la alteza del sagrado oficio Sacerdotal,
y para exercitarle debidamente, 1608.

De las Consideraciones para celebrar la Misa. Lunes

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