El cartujo se acuesta muy pronto, entre las siete y media y las ocho de la tarde. Cuatro horas más tarde, a las once y media de la noche, se levanta y comienza su jornada.
Después de asearse y de orar un rato en el oratorio de su ermita, a las 0,15 horas, la campana de la torre convoca a los monjes a la oración de la noche en la iglesia; son los Maitines y los Laudes, oración cantada, compuesta de salmos, lecturas de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres, preces y oraciones por las necesidades del mundo y de la Iglesia.
Este largo oficio litúrgico de la noche es muy apreciado por los monjes y se prolonga hasta las dos y cuarto o las tres de la mañana.
De vuelta a su ermita el cartujo hace una breve oración a la Virgen María en su oratorio y se acuesta.
A las seis y media de la mañana se levanta y dedica esas primeras horas a la oración. A las ocho se reúne la comunidad en la iglesia para la Misa, que siempre es cantada. La mañana transcurre en la ermita dedicada al estudio, la lectura meditada de la Sagrada Escritura, el trabajo manual. La comida es a las once y media y la tarde sólo se interrumpe para cantar en la iglesia el oficio litúrgico de Vísperas.
Fuente: http://www.cartuja.org/index.htm
Los Cartujos son y serán en la Iglesia, baluarte de lucha; como todo bautizado está llamado a ser santo, y por ello experimenta en la soledad y la oración su gran vulnerabilidad que ofrece en Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia.
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