domingo, 31 de julio de 2016

Abad García Jiménez de Cisneros


En la vida de san Ignacio de Loyola, cuya memoria hoy celebramos, existe una importante conexión con el mundo benedictino, a través del monasterio de Montserrat, y de su célebre abad García Jiménez de Cisneros. Nacido en la localidad palentina de Cisneros, en torno al año 1455, ingresó a los veinte años en el Monasterio de San Benito el Real de Valladolid, llegando a ser su subprior. En 1493, en el marco de la unión de los reinos de Castilla y Aragón en los Reyes Católicos, fue enviado al Monasterio de Montserrat, para impulsar la reforma benedictina vallisoletana, el año 1493. Primero ocupó e cargo de prior, y luego el de Abad, hasta su muerte el año 1510.

El año 1500 escribió una obra espiritual, llamada a tener una fructífera influencia. el Ejercitatorio Espiritual. Se trata de una típica obra de la devotio moderna, es decir, un método de oración introspectiva, que busca la unión con dios a través de la meditación y de la presencia de Dios. El alma hay que ejercitarlo, hay que trabajar interiormente para lograr el ideal de la unión con Dios.


Esta obra tuvo una gran influencia sobre Ignacio de Loyola, cuando años después visitó el Monasterio y habitó en la Cueva de Manresa, preparando lo que serían sus futuros Ejercicios Espirituales. En cualquier caso, de justicia es recordar a este gran abad montserratino, cuya influencia espiritual llegó a ser tan importante.

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