martes, 24 de junio de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


42.- En la Natividad de san Juan Bautista. Monje, hoy la liturgia ofrece a tu oración argumentos sublimes. Contempla el sol que ha nacido de lo alto: ningún día hallarás más largo, pues hasta la naturaleza quiere proclamar que, con el nacimiento del Precursor, ha comenzado el triunfo de la luz sobre el poder de las tinieblas. Contempla al que aún no ha nacido, cómo salta lleno del Espíritu Santo y se ofrece, desde antes del comienzo de su existencia, a la realización de los planes salvadores de Dios. Contempla al joven, que consagra su vida a la penitencia, para lograr la conversión de los corazones, renunciando a los goces del mundo. Contempla al profeta, que bautiza en las aguas del Jordán al que habrá de lavarnos de nuestros pecados con su propia sangre. Contempla al testigo insobornable de la verdad, cuya proclamación termina por costarle la vida. Monje, hoy tendrás muchas horas de luz para poder contemplar al sol que ilumina a los que vivimos en tinieblas y en sombras de muerte: déjate iluminar.

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