La Cuaresma nos une en el camino de oración, ayuno y caridad, para celebrar el gran misterio de Cristo resucitado. Por eso, leemos hoy la Encíclica que ha dirigido a los fieles cristianos el Patriarca Ecuménico. Sirvan sus palabras para ayudarnos en nuestro camino de conversión
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BARTOLOMÉ
POR LA MISERICORDIA DE DIOS
ARZOBISPO DE CONSTANTINOPLA - NUEVA ROMA
A TODA LA PLENITUD DE LA IGLESIA
GRACIA Y PAZ DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO
Y DE NOSOTROS ORACIÓN, BENDICIÓN Y PERDÓN
“Comienza la etapa de las virtudes. Venid, los que queráis participar”. (Oficio del Domingo del Perdón).
Nuestro Señor Jesucristo nos injerta en Su cuerpo y nos llama a ser santos "como yo", dice, "soy santo" (1Ped. 1:16). Nuestro Creador desea que tengamos comunión con Él y disfrutar su gracia, a participar es decir en su santidad. La comunión con Dios es una vida de arrepentimiento y de santidad, y el alejamiento de la misma, el pecado, es identificado por los Padres de la Iglesia como la "maldad del corazón." El "pecado no es de la naturaleza, sino de la mala intención" (Teodoreto de Ciro, Diálogo A- immutabilis, PG 83, 40D) y del mal espíritu y "nadie peca profesando la fe”, según el teóforo Ignacio.
La santidad es propiedad del Señor, que es “el que ofrece y el que recibe, el dador y el divulgador". El oficiante por la gracia del Sacramento de la Eucaristía ofrece a los fieles “los santos dones a los santos”, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y recibe enseguida de parte de la plenitud de los ortodoxos la respuesta de la ofrenda que “un solo santo, un solo Señor, Jesucristo, a la gloria de Dios Padre ", el “siempre consumido y nunca desgastado, que santifica a los participantes".
En la lucha humana para conseguir la “semejanza” con Dios, por el cual fue creado, es decir la santidad, tiene como objetivo exclusivamente la salvación del hombre, la Una, Santa, Católica y Apostólica Ortodoxa Iglesia "debidamente proclamó" un período del año como tiempo de especial oración y súplica, para apaciguar los sufrimientos del alma y el cuerpo.
Este período que comienza mañana es la preparación salvadora para la "Pascua grande de Cristo." Es la Santa Gran Cuaresma, que debemos vivir “rezando y solicitando perdón "para degustar verdaderamente la Pascua" con todos los santos ", al convertirnos en “santos” por la confesión ante Dios y los hombres que somos “piezas de barro” "aplastados por el mal todos los días, “caídos y resucitados”. Confesemos pues nuestra imperfección humana y debilidad y nuestra nulidad delante de Dios, arrepentidos y repitiendo mañana y noche, al mediodía, todo el tiempo y a todas horas, a pesar de ser “santos” a través del bautismo, “un solo santo, un solo Señor, Jesucristo, a la gloria de Dios Padre”.
Llamamos, pues, a todos los fieles ortodoxos, clérigos, monjes y monjas, hermanos e hijos, a transformar nuestra vida, siempre por cierto, sobre todo durante este período de la Santa y Gran Cuaresma, en amor hacia el prójimo e intento de preparación para la participación más impresionante desde aquí en adelante en el reino sin ocaso del Señor, la "nueva Pascua". Invitamos a todos los que viven en santidad y lucha espiritual para que sea regalada a la gente y a nosotros como "una dosis benevolente" y "una donación perfecta" la posibilidad de superar el pecado, porque "todo aquel que es nacido de Dios no comete pecado [..] y no puede pecar aquel que nace de Dios "(1 Jn. 3: 9-10).
Entremos, pues, con toda nuestra alma, no con mal humor sino con alegría y gozo, en esta etapa de las virtudes espirituales y armados " del brillo del amor, el resplandor de la oración, la pureza de la castidad, la fuerza del valor," y acompañemos al Señor, suplicando para que no se "malogre la distancia que nos separa de Él" (Gloria de la Cruz), pero nuestro reclamo, “como llegar este mundo radiantes en el santo día resplandeciente y perpetuo de la Resurrección" (oficio del Lunes de la 1ª semana de Cuaresma).
Hermanos e hijos en Cristo,
La Cuaresma es un tiempo de preparación y voz de arrepentimiento de nuestra conciencia, la cual, interior y inexpresable, es nuestro juicio personal. Cuando nos encuentra fallando protesta intensamente, porque “no hay nada más pesado en este mundo”, según el predicador de la experiencia de arrepentimiento San Andrés de Creta. Por lo tanto, se debe apaciguar la conciencia de cada uno, a través del arrepentimiento, para que “quemando la conciencia ofrezcamos una plenitud mística", sacrificando nuestras pasiones y ofreciéndolas en amor y sacrificio por el prójimo, como el Señor mismo para "un mundo de vida y salvación ". Sólo entonces se levantará por nosotros de la tumba y pediremos perdón y viviremos como humanos en el respeto mutuo y en amor lejos de ellos que vemos durante estos días de horrendos crímenes que afectan a toda la humanidad. En esta lucha tenemos como aliados y embajadores a todos los santos, e incluso la Santa Madre de nuestro Señor, que a través de sus súplicas es otro depurador "lavado de conciencia."
Por lo tanto, animo y ruego, como Padre espiritual, a nuestros fieles ortodoxos en el mundo y a todos los demás a actuar en conciencia a partir de mañana que comienza el período de virtudes, "no pensar sin fundamento, y no actuar delictivamente", pero avanzar en Gracia para limpiar las conciencias "opinión benevolente" a través del arrepentimiento, teniendo la certeza de que los cielos y la tierra y todo lo "visible e invisible" se tranquilicen bajo la luz de la Resurrección del Señor.
Nosotros estamos, "ante las puertas del templo del Señor", si nos comportamos dignamente y nos vestimos la luminosa túnica de imitación de Cristo y para ser dignos de la nueva “identidad “que proviene de la Fuente de la inmortalidad, degustando la alegría de la dichosa tumba del Señor y reuniéndonos en la Iglesia "hasta lo más alto del lugar de sacrificio". Dios lo quiera.
Santa y Gran Cuaresma 2015
+Bartolomé de Constantinopla
Ferviente intercesor ante Dios por todos vosotros
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