jueves, 12 de marzo de 2015

Apotegmas de un monje a sí mismo


73.- Se entregó por nosotros. Monje, de entre los dones que el Señor te ha concedido, tal vez el más entrañable sea el de poder participar en su Sagrado Banquete. Él se ha hecho alimento para tu peregrinación por este mundo, él sacrificó su entera existencia por tu salvación, él te ha dejado su Cuerpo y su Sangre para permanecer siempre contigo. Aquella noche, monje, celebrando el banquete ritual de la Pascua, te dejó el memorial de la nueva y eterna alianza, liberando a toda la creación de la esclavitud del pecado y de la muerte. Que tu boca nunca calle, monje, en la alabanza de tanta bondad.

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