24.- Está claro, si no me engaño, que así como el hombre, apartándose del sumo Bien, no por los pasos de los pies, sino por el afecto del corazón, y reconcentrándose sobre sí misma la humana soberbia, corrompió la imagen de Dios que en sí tenía, del mismo modo, la humildad humana, alcanzando a Dios por el afecto del corazón, renueva la imagen de aquel que la creó.
Por eso dice el Apóstol: Renovaos en el espíritu de vuestra mente y revestios del hombre nuevo. Y ¿cómo se hará esta renovación, sino por medio del nuevo precepto de la caridad, del cual dijo el Salvador: Os doy un mandamiento nuevo?
En efecto, revistiéndose el alma de esta caridad perfectamente, sin duda reformaría la memoria y la mente, que, como dijimos, estaban igualmente corrompidas. Con razón, pues, se nos recomienda para nuestra salud el contenido de este único precepto, en que se verifica el despojo del hombre viejo, la renovación de la mente. y la reforma de la imagen divina.
Por eso dice el Apóstol: Renovaos en el espíritu de vuestra mente y revestios del hombre nuevo. Y ¿cómo se hará esta renovación, sino por medio del nuevo precepto de la caridad, del cual dijo el Salvador: Os doy un mandamiento nuevo?
En efecto, revistiéndose el alma de esta caridad perfectamente, sin duda reformaría la memoria y la mente, que, como dijimos, estaban igualmente corrompidas. Con razón, pues, se nos recomienda para nuestra salud el contenido de este único precepto, en que se verifica el despojo del hombre viejo, la renovación de la mente. y la reforma de la imagen divina.
Elredo de Rieval
El Espejo de la Caridad
No hay comentarios:
Publicar un comentario