Hoy, 6 de noviembre, conmemoramos a san Leonardo de Noblac (496-559). Nació probablemente en una familia de la corte de los reyes merovingios. De acuerdo con la tradición medieval, Leonardo de Noblac, o de Limoges, fue un noble francés de la corte de Clodoveo I, fundador de la dinastía de los merovingios.
Leonardo fue convertido al cristianismo junto con su rey y padrino la Navidad de 496 por San Remigio, obispo de Reims. Ya mayor de edad, el rey Clodoveo le concedió a san Leonardo el privilegio de liberar a los prisioneros que él considerara que estuvieran injustamente en prisión, con lo cual llegó a salvar a muchos inocentes.
Clodoveo le otorgó también un obispado que él rechazó, prefiriendo ingresar al monasterio de Micy, cerca de Orléans. Más tarde san Leonardo buscó la soledad de los bosques de la región de Limousin, donde vivió muchos años como ermitaño.
Gracias a sus oraciones, la reina de los francos dio a luz a un varón y sobrevivió al parto, por lo cual el rey, probablemente Clodomiro, lo recompensó con una gran porción de terreno en Noblac, el actual pueblo de St-Léonard-de-Noblat, a 20 kilómetros de Limoges. En esas tierras San Leonardo fundó una abadía, y se dice que muchos de sus primeros monjes fueron antiguos cautivos que él había liberado. A san Leonardo de Noblac se le considera patrono de los prisioneros y de las parturientas. Su culto estuvo muy difundido en Europa occidental a finales de la Edad Media.
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