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Juan de Juanes San Bruno |
25.- Soledad. Monje, busca la soledad. Sólo así podrás ponerte plenamente en la presencia del Señor. La soledad no te aleja de los hombres: te acerca a tu Señor. Recuerda la vida de Jesús, que tanto te amó, que tanto hizo por ti, que tanto quiere estar contigo. Suspende cualquier otra consideración, y contémplale en cualquiera de los pasos y misterios de su vida. Comparte su alegría con los discípulos, su exaltación en la predicación, su compasión en los milagros, su tristeza ante el rechazo, su angustia ante la entrega, sus lágrimas en el suplicio, su agonía en la muerte. Símplemente, mírale, pues él te está mirando. Habla con él, considera todas las circunstancias en las que viviría esos momentos, cuéntale tus sufrimientos, pídele que perdone lo que él bien sabe que a ti te avergüenza, suplícale su ayuda en todas tus necesidades, encomiéndale a todos los hombres. Su amor no pasa, su ternura no tiene fin. Déjalo todo, y busca la soledad para ponerte en su presencia.
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