33.- Vida nueva. Monje, ¿nunca has experimentado que la Pascua te infunde nuevas fuerzas para renovar tu vida? Ya no es el esfuerzo de tu penitencia: es la gracia del Resucitado, que te regenera para una nueva existencia. Procura, pues, hacerte digno de este regalo espiritual que recibes durante estos días. Alaba con toda la intensidad de tu corazón al que tan entrañables muestras de amor te ha dado. Contémplalo amanecer radiante en tu corazón: llegará el día en el que lo verás cara a cara, y ya no necesitarás la pobreza de tu fe, pues él se te mostrará en el radiante fulgor de su gloria.
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