viernes, 18 de abril de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


30.- Velad y orad. Monje, ¿por qué crees que nuestro Señor Jesucristo puso tanto énfasis, aquella última noche, en que sus discípulos velasen y orasen? Puede que su humanidad, como nuestra debilidad conoce por experiencia, necesitase la compañía de aquellos a quienes más quería, precisamente en aquellos duros momentos previos a su Pasión. Pero, sin duda, conociendo él nuestra debilidad, insistió en la oración para que nosotros nunca desfallezcamos en la fe, y confiemos en Dios, Padre todopoderoso, aun cuando todo desmienta su poder y su misericordia: nuestras propias cruces que, como discípulos del crucificado, hemos de cargar sobre nuestros hombros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario