32.- Pascua. Monje, alégrate y goza: Cristo ha resucitado. Olvida tus gozos y tus penas, olvídate de ti mismo y, esté como esté tu corazón, alaba al Señor que, venciendo sobre la muerte, ha renovado desde lo más profundo de su ser a la entera creación. Tal vez esta Cuaresma no haya sido especialmente fervorosa, tal vez no se te haya conmovido tu duro corazón durante el tiempo de la Pasión, tal vez tu alegría es demasiado tenue para tan gran noticia. No te preocupes: alaba al Señor de todo corazón porque éste es el día en el que ha actuado: que sólo él sea la causa de nuestra alegría y de nuestro gozo.
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