domingo, 13 de abril de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


28.- Promesas. Monje, tu Señor te ha prometido tan sublimes dones, que de nada más debieras preocuparte, con excepción de una cosa: ofrecer tu propia existencia para que tus hermanos, para que todos los seres humanos, para que toda la Creación, entre a formar parte del Reino de Dios. Esto lo harás mediante el amor concreto hacia los que te rodean, mediante la misericordia con los frágiles, mediante la paciencia con los que te ofendan, mediante la humildad en el reconocimiento de tu propio pecado, mediante la solicitud hacia quienquiera que te necesita, mediante una incansable oración en favor de quienes no se acuerdan de Dios. El Señor te dejó en la Pasión un modelo a seguir; a través de ese camino, podrás alcanzar en Cristo el Reino Eterno. Deja todo lo demás en sus manos, y no te ocupes de otra cosa que seguirle con tu propia cruz a cuestas.

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